Había que recomendar un lugar. Un lugar donde pasar unos días de primavera. Pude imaginar muchos, todos ellos fantásticos. Sin embargo Cataluña y mas concretamente la Costa Brava se fijo en mi mente. No sabia muy bien por que pero resulto ser una elección perfecta.
El olor del mediterráneo lo inundaba todo, cerrando los ojos era fácil imaginar el color, por supuesto el azul. Sin embargo, de pronto giras sobre ti, abres los ojos y un mar de flores te espera. No puedes decidir si es el verde o el azul el que te atrae más. En el interior el que predomina es el verde, a veces manchado de amarillo, blanco, ocre y como no, el rojo de las amapolas. Es un cuadro impresionista, delirante, perfecto. Enfrente el azul en todas sus tonalidades, con su rumor permanente …..
Las calas, los pueblos, los campos, los museos…. donde pasear, jugar … disfrutar en definitiva, se suceden unos tras de otros como si hubieran sido puestos allí para sorpresa y deleite de quien lo visita.
La sucesión de lugares y plazas, no por ya conocidas, dejaran de sorprender y es que cuando algo está lleno de vida cada día es diferente.
Abril 2017
Raquel Domínguez Arcos